Batallas teñidas de sangre y trasiegos esforzados: Puente de los Franceses (La Bouza-Puerto Seguro-San Felices de los Gallegos)
Hemos realizado una ruta por un pequeño tramo del senderoGR-14, concretamente un parte del GR-14.1 (Senda del Águeda). Concretamente una parte del Sendero del río Águeda que nos acercará
desde La Bouza hasta el Puente de los Franceses, con una subida y bajada de gran desnivel,
para comunicar los municipios de Puerto Seguro y San Felices de los Gallegos.
Nuestra ruta, al disponer de autobús, es lineal y parte del
fronterizo pueblo salmantino de La Bouza, ubicado en el noroeste de la
provincia charra, desde un elevado mirador que nos permite contemplar las
arribes y el vecino país de Portugal; y nos acercará hasta San Felices. Si no se
dispone de autobús o transporte en ambos lugares, habrá que realizar el
itinerario de ida y de vuelta por los mismos caminos.
La primera parte de la ruta, en dirección al pueblo de
Puerto Seguro, discurre por una pista que hace pocos años fue asfaltada y nos
ayuda a llegar a Puerto Seguro; extremad la precaución porque, aunque pocos,
pasan vehículos. En Puerto Seguro los amables vecinos, miembros de la
Asociación Cultural ‘Fuente Nueva’, nos enseñan con cariño el museo etnológico
y del aceite y una recuperada almazara tradicional, nos hablan con nostalgia de
la economía que otrora dominara la zona en torno al olivo y líquido de oro,
aspectos ligados a las tradiciones de los pueblos de la zona, etc.
Continuamos la ruta hasta acercarnos al tremendo tajo que el Ágeda,
con paciencia y el paso del tiempo y la fuerza del agua como aliados, ha
realizado en estas zonas rocosas creando un acantilado que produce vértigo al
asomarse. Y al fondo del mismo, nuestro objetivo: el puente de los Franceses.
Un interesante vestigio arquitectónico que está, según cuentan, teñido de
sangre, batallas y trasiegos esforzados. Comentan que su nombre ha quedado como
recuerdo de una cruenta batalla acaecida en el año 1811 cuando se retiraba por
estos lugares la guarnición francesa que huía del fuerte portugués de Almeida. Os
aconsejamos investigar sobre la historia de este lugar, no deja de ser curiosa…
La bajada y posterior subida por esta zona abrupta hay que
realizarla con cuidado a través de un zigzagueante sendero pedregoso y
empinado. El trayecto, sobre todo el de ascensión, se hará duro, por lo que aconsejamos
que el ritmo sea suave, constante y llevadero para cada uno. En un lado del
puente, podemos observar una mini central hidroeléctrica, y al otro, una caseta
rodeada de grandes chumberas (también hay una fuente que en época de estío no
mana agua).
Durante la bajada y la subida merece la pena detenerse a observar
el maravilloso paisaje que nos ofrece el lugar, los bancales con sus almendros,
olivos, el cantueso, el tomillo… Y, si somos observadores, podremos contemplar
cómo los buitres dibujan unos suaves vuelos en esta zona encajonada de las
Arribes.
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