Y después de un largo tiempo, por fin, pudimos organizar la salida de fin de semana con pernocta en la sierra. Se nos quedaron varios amigos en tierra (el mi Juli con sus piedras, Sánchez con las guardias hogareñas, José Antonio con su retén, Vegas con sus bichos, Dudu con su dedo, Emilio y su rodilla, Carlos, Agus, Pini, Juli el rumano, Javi 4000, Chema...), y es que, como dicen por aquí, nunca llueve a gusto de todos. ¡Qué más habríamos deseado que juntarnos 14 en lugar de 7! Habíamos quedado en el taller de Manjón, en Peñaranda, como otras tantas veces... Y nos subimos a los coches, para desplazarnos hasta la central de El Chorro, en Solana, siete cabras: Hugo (el león de la escayola; ¡en su bautizo serrano!), Miguel Manjón (eternamente joven), Carlos Elías (el padre de la criatura), Pepe Tiedra (el de los lazos ¡qué ricos!, la madera,...), Sebas (montañero en ciernes), Manolo (el hombre de la Nieves) y yo mismo. Allí, en el aparcamiento de la central, contemplando con más miedo qu