Salandar, sección montaña: Vuelta estival a la sierra de Béjar con varias cumbres para el morral


Ruta de las que nosotros denominamos ‘exprés’ que en esta ocasión nos permite un dulce transitar por la Sierra de Béjar y coronar diversas cumbres. Para estas actividades siempre elegimos, por la mayor duración de la luz a lo largo de la jornada, estos días de cálido verano donde la meteorología nos regala una estupenda brisa en las cumbres y en la altiplanicie de este tesoro natural de gran interés geológico de evidentes rasgos de tinte glaciar.


Dejamos el coche aparcado en la plataforma del Travieso, a poco más de 1.850 metros de altura, y nos vamos acercando, por el sur, acompañados por el colorido de las escobas y los piornales en flor, hacia el impresionante circo glaciar de Hoya Moros. Desde él, además de escuchar con deleite el tímido tintinear de algunas de las cascadas que nutren los pequeños meandros y regatos que van otorgando caudal al río Cuerpo de Hombre, contemplamos, no sin asombro, los tremendos paredones rocosos de El Torreón (2.400 metros) y Los Hermanitos  (2.329 metros).






Dejamos a un lado la ‘cueva-refugio’ de Hoya Cuevas y comenzamos la ascensión por la empinada canal de Hermanitos para hacer cumbre, doble cumbre, para ser más exactos. Dicho aquí, así de rápido, parece sencillo; pero no es lo mismo predicar que vender trigo, como asevera el refranero castellano, y hay que subir esta inclinada canal y sortear las toneladas de rocas sueltas que hay en la zona... Fotografías y continuamos por el collado de Los Buitres para buscar la cima de El Torreón, siempre prestando extrema atención en el pasillo de roca del Tranco del Diablo y la subida por la cadena allí instalada. Sentados en su cumbre, con la suave brisa refrescando nuestros rostros y susurrándonos al oído, impresiona observar lo que contemplamos debajo de nuestros pies y el circo pétreo que cálidamente nos abraza: el vacío de este inmenso patio que a veces produce una extraña sensación de vértigo, el silencio que reina en la zona en esta jornada vespertina de un jueves del mes de junio, los enormes bloques graníticos de Hoya Moros que desde aquí parecen de juguete, los brillos de los serpenteantes arroyos que juegan entre los pastos se asemejan a una obra de arte abstracto… ¡Vaya disfrute, oiga!
Más fotos y descendemos. Nos dirigimos hasta Las Agujas y ese magnífico balcón natural (con escalada, ya que estamos, a Las Agujas y más fotografías), ¡qué vistas!, ¡qué privilegio! Solo el acercarse hasta este panorámico y natural mirador con estas pintorescas formaciones de piedra como protagonistas bien merece un paseo...








Suave ascensión entre escobas y pedreros hasta hollar el techo de la provincia salmantina y poder hacernos la foto que dará fe de nuestro paso por la cima del Canchal de la Ceja (2.428 metros).
Aquí, al igual que hiciéramos en Las Agujas observando, metros abajo, la espectacular perspectiva del circo de Hoya Moros, nos paramos a disfrutar de la panorámica que nos regala la madre naturaleza. En este caso el magnífico y alargado circo del Trampal con sus tres lagunas (y las turberas encharcadas de lo que habrá sido una cuarta) rodeadas de enormes moles rocosas y los tremendos bloques graníticos desprendidos en sus laderas por acción de los hielos cuaternarios.




A partir de aquí nos queda un largo y suave descenso hasta la cumbre de El Calvitero (2.399 metros), por una casi planicie descarnada y desprovista de vegetación. En esta ocasión no nos asomamos a ver si está la Virgen del Castañar (patrona de Béjar), pues la última vez que pasamos por aquí algún vándalo la había destrozado. Desde esta cumbre volvemos a tener una panorámica impresionante de casi 360º: hoy Salamanca no se ve, aunque se intuye, por la calima del ambiente, pero sí oteamos perfectamente Béjar, el embalse de Navamuño, otros tantos pueblos de la zona, el embalse del pueblo extremeño de Baños de Montemayor y el embalse de Gabriel y Galán, los picos que venimos dejando atrás (Hermanitos, La Ceja), una parte de Gredos... ¡Increíble! Continuamos caminando hasta la fuente de La Goterita y, por último, realizamos la pronunciada bajada hasta el aparcamiento de El Travieso.


Cinco horas y cuarto de disfrute por esta siempre sorprendente Sierra de Béjar y vuelta para casa a dormir como angelitos...





Aquí os dejamos el track del GPS de Carlitos (Wikiloc):



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