Hoteles de mil estrellas, charla con Sergio González


Ayer tuvimos la suerte de poder escuchar, soñar y viajar junto a Sergio González que vino, como ya os anunciamos hace tiempo, a regalarnos una charla sobre sus viajes y aventuras: Viajes vividos (Islandia y otras aventuras por el mundo).



Desde el Club Salandar agradecemos a Sergio y Raquel su visita, su simpatía y su completa disponibilidad para hablarnos de su vida. También agradecemos a las casi 30 personas que asistieron a la charla su cálida compañía. Y también extendemos el agradecimiento a las entidades y empresas que hicieron posible que el acto se llevara a cabo (Ayuntamiento de Peñaranda de Bracamonte, Centro de Desarrollo Sociocultural –CDS- y Fundación Germán Sánchez Ruipérez –FGSR-, Mares Virtuales, En Forma Deportes, Asociación Juvenil Peñarandina, Tiempo Libre B.612, Bienes Colaterales, Miguel Manjón Chapa y Pintura).




La proyección y charla de Sergio duró 90 intensos minutos, sin pausa, dando saltos por el globo terráqueo, sin perder intensidad, llena de flashes en forma de fotografías y palabras que nos trasladaron a un buen número de preciosos lugares en los que él ha estado. Y se nos hizo corta…
Gracias a toda la información que nos transmitió Sergio, intuimos en parte qué razones le mueven a viajar y cuál es su forma de entender la felicidad. Algo que, a buen seguro, es incompatible con la forma de ser, estar y vivir de otras personas. Gracias a Dios, todos somos iguales, todos somos diferentes.
Una persona muy humana, sencilla, cercana. Compartir. Respetar. La libertad de uno termina donde empieza la del otro. Conocer lugares, gentes, culturas, amar a los demás como a uno mismo...
Sumado a su exposición de viajes y aventuras, este ciudadano del mundo, además, nos habló de forma breve del funcionamiento del Centro Integrado de F.P. de Ávila donde imparte clase desde hace más de 10 años.



Fantástica actividad que, al igual que ese hotel de mil estrellas en el que tantas veces ha dormido, nos permitió establecer conexiones, sueños, deseos con millares de parajes, lugares, gentes… Una perfecta velada llena de color que llegó de forma similar a un arcoíris que se atreve, después de una oscura tormenta, a pintar el cielo y tornarlo multicolor, deseado, llamativo y prodigioso.

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