Ruta del Acebo
Este fin de semana y aunque los meteorólogos no auguraban muy buenas condiciones para estar cómodo en la calle, nos organizamos para salir a la sierra... Hemos retomado la tradicional 'ruta del acebo'. Una actividad que ha organizado la familia Manjón Tiedra y en la que nos hemos juntado una treintena de amigos y amigas.
Salimos desde varias localidades, Valladolid unos, Salamanca otros y Peñaranda de Bracamonte otros cuantos. La verdad es que después de la nochecita ventosa y pasada por agua, sumado al día gris, o negro, que amaneció sobre nuestras cabezas, no esperábamos que la actividad fuera tan fructífera.
Partimos con la calma, je, je... desde Peñaranda para plantarnos en la central del Chorro en la zona de Solana de Ávila. ¡Nuestra Solana! Un entorno repleto de mil posibilidades y que nunca nos defrauda, no en balde hemos ido, y seguiremos yendo, con nuestra gente de Salandar. ¡Y allí estaba brillando el sol!, un sol que, junto a algo de viento, no nos abandonaría en todo el día.
El grupo humano, con varias generaciones y un nutrido grupo de pitufillos (unos andando y otros a la espalda de sus padres en sus correspondientes mochilas), fue simplemente genial. Fue una gozada compartir este día con grandes, medianos y pequeños. ¿Cuántos grupos podrán presumir de tener en sus salidas tanta variedad de edades? El disfrute de estos momentos, mientras el interesado no quisiera revocarlos, debiera tener una duración a perpetuidad y no limitado a uno mismo, sino transmitido casi por osmosis a los compañeros que uno tiene al lado... Je, je... ¡Bueno, tampoco hay que pasarse!
Pudimos disfrutar de un día repleto de anécdotas, recuerdos, compartimos charla, viandas, buenos momentos... ¡Y además dejamos cerrada otra actividad conjunta para las vacaciones de Semana Santa!
¡Este día también ha sido un privilegio!
Podéis ver algunas fotos del tío Miguel aquí. Yo subiré las mías en breve. Y Vegas, más de lo mismo...
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Salimos desde varias localidades, Valladolid unos, Salamanca otros y Peñaranda de Bracamonte otros cuantos. La verdad es que después de la nochecita ventosa y pasada por agua, sumado al día gris, o negro, que amaneció sobre nuestras cabezas, no esperábamos que la actividad fuera tan fructífera.
Partimos con la calma, je, je... desde Peñaranda para plantarnos en la central del Chorro en la zona de Solana de Ávila. ¡Nuestra Solana! Un entorno repleto de mil posibilidades y que nunca nos defrauda, no en balde hemos ido, y seguiremos yendo, con nuestra gente de Salandar. ¡Y allí estaba brillando el sol!, un sol que, junto a algo de viento, no nos abandonaría en todo el día.
El grupo humano, con varias generaciones y un nutrido grupo de pitufillos (unos andando y otros a la espalda de sus padres en sus correspondientes mochilas), fue simplemente genial. Fue una gozada compartir este día con grandes, medianos y pequeños. ¿Cuántos grupos podrán presumir de tener en sus salidas tanta variedad de edades? El disfrute de estos momentos, mientras el interesado no quisiera revocarlos, debiera tener una duración a perpetuidad y no limitado a uno mismo, sino transmitido casi por osmosis a los compañeros que uno tiene al lado... Je, je... ¡Bueno, tampoco hay que pasarse!
Pudimos disfrutar de un día repleto de anécdotas, recuerdos, compartimos charla, viandas, buenos momentos... ¡Y además dejamos cerrada otra actividad conjunta para las vacaciones de Semana Santa!
¡Este día también ha sido un privilegio!
Podéis ver algunas fotos del tío Miguel aquí. Yo subiré las mías en breve. Y Vegas, más de lo mismo...
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Cuatro palabras, nada mas.
ResponderEliminarDAR LAS GRACIAS A TODOS, por los sacrificios,( sobre todo los que tienen pequeños) para poner juntarnos un dia mas, como hacia mucho tiempo un montón de amigos con sus familias al completo.
Eso si que es un PRIVILEGIO.
Un saludo para todos J.M.Manjón
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias a ti, amigo Miguel, por juntarnos a todos, cual pastor en la montaña que llama a sus cabrillas perdidas por el monte, je, je...
ResponderEliminarUna gozada.
¡Y no será la última vez, seguro!
Un abrazo.
Lillo.