Aventura en Salamanca. El Tormes en piragua

El compañero y amigo Sánchez estuvo de aventura por nuestro querido río Tormes. Os dejo sus palabras para que conozcáis su actividad en piragua. ¿Estaremos ante un nuevo "Descenso del Sella" a la salmantina?
Os dejo con su relato:


Hace ya muchos años que una idea me rondaba la cabeza. ¿Se podrá recorrer el Tormes en canoa, kayak, piragua o embarcación similar?
La idea parecía una historieta de estas de aventuras que muchas veces uno piensa pero que deja en el olvido clasificándola como locura momentánea.
Como muchos sabéis ya, desde hace unos meses estamos trabajando en las actividades que se realizan en Pelayos multiaventura, un club náutico localizado en el embalse de Santa Teresa. Y hablando con el compañero que trabaja allí surgió, de repente, la posibilidad de preparar una ruta en kayaks por el río Tormes desde el pie de la presa.
Resulta que los dos teníamos la misma idea y nos pusimos a darle vueltas a la cabeza. Para poder abrirla al publico teníamos que realizarla primero nosotros, ¡seguro que somos los primeros! Y no podíamos dejar pasar la oportunidad.


Este pasado martes, tras varios días de preparación sobre el terreno, vistas en el Google maps estudiando los pasos complicados, y esperando una ventana de buen tiempo, como si fuera una aventura en la montaña, nos dispusimos a remar por el Tormes.

La idea inicial era intentar recorrer el río desde la presa de Santa Teresa hasta Salamanca y así dejamos un coche en la Aldehuela a primera hora de la mañana. Y a eso de las 11:15 (un poco tarde ya) metimos el primer pie en el agua y nos sentamos en los dos kayaks.


El sitio espectacular, nunca me hubiera imaginado que en zonas tan cercanas a la capital se pudiera vivir el otoño de una forma tan espectacular sin duda las fotos que hicimos con la cámara acuática no hacen justicia). En una de las mejores épocas de paso de aves por la península por la migración hacia zonas más cálidas pudimos convivir durante las 6 horas con infinidad de patos, garzas, grullas e incluso el águila real. Según avanzábamos remando y remando por culpa del viento en contra, pasábamos por lugares sembrados de hojas rojas y amarillas y tan solo el sonido de las aves, y nuestros remos rompían ese silencio que te brindan las zonas deshabitadas y que probablemente no habrá recorrido mucha gente.


Pasamos por pesqueras y zonas en las que el calado no sería mayor a 30 cm. y otras de aguas oscuras y frías que cubrirían más de tres metros.


De repente pudimos disfrutar de la naturaleza en estado puro y vimos como a un metro, más o menos, 6 jabalíes cruzaban el río a nuestra espalda, los pude contar bien ya que volvieron a cruzar el río aguas más abajo por delante de nosotros. ¡Precioso espectáculo!, a partir de ese momento el resto de patos y grullas ya carecían de importancia, je, je.


Esto, no fue lo único importante que pasó, ya que para darle un toque de atención a la ruta aún me resuenan en la cabeza las palabras que escuché de parte de un gran aventurero hace unos días en una conferencia: “Hay dos tipos de moteros, los que han sufrido un accidente y los que lo van a sufrir”. Pues bien, para que no se nos olvide que el medio acuático no es el más ideal para determinados mamíferos (jabalíes aparte) pude ver cómo en una zona de corriente, mi moto particular, se daba la vuelta y el agua fría de otoño me engullía hacia el fondo, unos doce segundos para aprender y madurar, que pasan tan despacio como una vida entera, pero que gracias a que conseguí mantener la calma se pudo solventar y quedar tan solo en susto. 


Después de esto, más patos, garzas y remar y remar hasta Alba de Tormes. Villa en la que, debido la hora, 17:30 h., decidimos parar y dejar para otro momento el siguiente tramo de la aventura.


Después de analizar todo el día se pueden obtener muchas conclusiones: Maravillosos paisajes, increíble convivencia con la Naturaleza, buena actividad física, imágenes sorprendentes y la importancia de la formación en cualquier actividad al aire libre; pero sobre todo me quedo con la importancia de disfrutar del camino. No pudimos alcanzar Salamanca pero lo vivido hasta las 20:30 h. que llegué a casa mereció la pena.

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