U2 360º Tour, concierto en Sevilla

Hemos intentado sacar un fin de semana largo para acercarnos hasta Sevilla. ¡Habíamos quedado con Bono y sus chicos para comer unos pescaítos! Y con la nueva autovía nos plantamos en tierras andaluzas en un verbo.



Ya en fechas navideñas, ¡casi un año antes!, adquirimos unas entradas para el U2 360º Tour, ¡cuántas veces he mirado en el cajón para comprobar que seguían ahí...!
El evento se desarrollaba en el sevillano Estadio Olímpico de la Cartuja. La verdad es que ya hemos estado varias veces por tierras sevillanas; una ciudad espléndida, preciosa, pero con varios problemas que tienen que solucionar. No puede ser que tengas por la calle tanta gente amenazándote, pidiéndote, robándote y exigiéndote tres-cinco euros por aparcar en la calle... En fin. El señor alcalde y sus chicos sabrán lo que hacen...

Antes del plato fuerte, los músicos de la banda Interpol, neoyorquinos de nacimiento y británicos de corazón, cumplieron, durante casi tres cuartos de hora, con su función de teloneros con eficacia. Hicieron mover un poco a la gente, pero, a mi modesto entender, resultaron ligeramente monocordes...

¡¡Y llegó el momento esperado!!



A través de la pantalla gigante se ve cómo los chicos de U2, con esa chulería característica, se aproximan al escenario... Parece mentira como Bono, con unos gritos de "¡Viva Sevilla!" y "¡¿Qué pasa, colegas¡?", puso a sus pies a la multitud del hormiguero en que se había convertido el estadio... ¡Comienza el espectáculo con Beautiful day! Esto es una bomba de máxima intensidad hasta el final del show...

El concierto de U2 en Sevilla fue colosal, épico... sencillamente espectacular. Podríamos añadir mil apelativos, pero aún así nos quedaríamos cortos. Estos campeones musicales consiguen un equilibrio perfecto entre el potente despliegue tecnológico que manejan, el sonido aplastantemente bueno, el sistema 360º de vídeo con paneles led entrelazados a esa gigante estructura de acero que sobresalía del estadio (The Claw, la garra, la han dado en denominar), las pasarelas giratorias y lo que realmente importa: ellos y su música. Conjugan a la perfección todos los elementos que te puedas imaginar, y alguno más, para que el espectáculo sea completo. Pero completo de verdad. Las interpretaciones musicales de los últimos discos fueron geniales, sin olvidar, por supuesto, los grandes clásicos...
El nivel fue alto, o a mí eso me pareció. Se podrían destacar mil momentos, varias canciones... Un ejemplo, por citar uno, Until the end of the world, una de las canciones más hermosas de su carrera. Ellos lo saben, y la miman interpretándola con ligeras variaciones e imprimiéndole una pausa a mitad de la misma que no hace más que reforzar la potencia de la traca final, ¡qué derroche de luz y sonido!, uno de los grandes momentos de la noche y un The Edge soberbio...



En un momento de la noche Bono, que es más listo que el hambre, declaró su simpatía por España y para presentar a la banda, a sus "tres mejores amigos", aprovechando que España había ganado el Mundial de fútbol, lo hizo como Iker Casillas (Adam Clayton), el niño Fernando Torres (Larry Mullen Jr), Xavi Hernández-Andrés Iniesta (The Edge) y Sergio Ramos (Bono). Y después otra bomba musical... I still havent found what I'm looking for, coreada al unísono por las miles de personas enfervorizadas que allí estábamos...

Con In a little while sacó a bailar a una chica... ¡¡Momentazo!!, sobre todo para ella, claro... Y continuó con la preciosidad Miss Sarajevo, en la que Bono se gustó haciendo brevemente de Pavarotti, como el tema original con The Passengers.



Y después, leña al mono... Vertigo dio el giro al guión, Crazy tonight (con un fugaz guiño al Relax de Frankie Goes To Hollywood)... Y todo el mundo botando...
Para no faltar a la costumbre 'bonera', un poco de mensaje (moral, político, o un poco de todo) aprovechando Sunday Bloody Sunday y Walk on (con dedicatorias a la sociedad iraní y a la Nobel de la Paz Aung Suu Kyi, y un vídeo en el que aparecía Desmond Tutu hablando sobre el horror del apartheid).
Continuamos con otro grande, One y otro gigante, Where the streets have no name... ¡Locura total en la grada! Ultraviolet, With or without you y Moment of surrender para cerrar una gran noche de concierto.

A pesar de la magnitud del concierto, dicen que estuvimos unas 80.000 almas, el grupo consiguió intimar con el público, y algunos momentos del concierto fueron realmente emotivos. Ya sabéis cómo es bono, al igual que U2... ¡¡¡MAGNIFICENT!!!
¿Cuántos años llevan ya estos muchachos metiendo tanta gente en los estadios? Es muy fuerte, ¿verdad? Uno se queda sin palabras para describir lo que siente cuando va al concierto de ese grupo que empezó a escuchar cuando tenía 12-14 años.

Si vinieran otra vez mañana, allí estaríamos de nuevo.

¡A disfrutar!

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