La cosa va de medias: Media de Segovia, León, Fuenlabrada...

Este fin de semana, mientras el eritreo Zersenay Tadese (cuatro veces campeón del mundo de medio maratón) batía por diez segundos el récord mundial de la distancia en tierras portuguesas, imponiéndose en la media de Lisboa (58:23), varios compañeros y amigos estaban por distintas ciudades de España y olé dando buena cuenta de carreras varias.
Manuel (1:37:08, con lluvia incluida en la media) por Fuenlabrada; Rober 'Colorao' (01:11:23), Tomás y Falogo (01:40:40), y quizá alguien más, por León (por cierto, Juan Falogo se pudo hacer una foto con Sergio Sánchez, subcampeón de 3000 en el mundial de Katar, ese mundial que ninguna tv española se ha dignado a retransmitir) y otro batallón por la media de Segovia (donde también se hicieron una fotografía con el bueno de Perico Delgado).

La media maratón de León nunca la he corrido, pero la media maratón ciudad de Segovia se ha convertido en pocas ediciones (sólo lleva 4) en un referente de los eventos deportivos de nuestra zona. Este año algo más de 3900 inscritos, ¡ya es juntar gente corriendo para pasar por debajo del Acueducto!, se dieron cita para disfrutar de esta fiesta del atletismo.


Por aquellos barrios segovianos estuvieron, que yo sepa, los amigos Manolo 'Opel' (1:32:01), Álvaro Bernal (01:57:11), Leila (01:32:27), Javi 4000 (01:43:45), José Luis Martín Tapia 'Maikel' (01:36:26), Agustín Barrios (1:36:55) y su hermano Miguel (01:49:46), Luismi Romero (01:35:12), Josemari (01:47:44), Miguel Bonilla (01:57:11), Fernando Torres (01:43:14) y Ángel García Díaz (01:36:07). Y los compañeros del club Atletismo Macotera Luna y Sánchez (2:33:15), Pepa (01:40:25), Pedrote (1:39:34) y Juan 'Colorao' (01:18:01).
Para algunos fue su primera media por Segovia, para otros simplemente (¿¡simplemente!?) su primera media, para otros su primera carrera con parada en boxes (¡y es que el cuerpo manda!)... Y a buen seguro todos ellos disfrutaron.

Y así nos lo transmite Sánchez, que corrió toda la prueba con Luna (y han salido en muchos medios de comunicación, entre ellos El Mundo). Os dejo sus palabras, son emocionantes. ¡Enhorabuena, campeones!

El domingo por la mañana, después de que, una vez más, la previa a la media de Segovia no fuera buena para las niñas (debe ser por los nervios que les transmite su padre), salimos desde el camping de El Escorial, la familia al completo, para participar TODOS de la fiesta que se organiza en Segovia el día de la carrera.
Sé, por experiencia, ya que es la tercera edición que corro, que la prueba se hace dura, muy dura, pero la decisión está tomada. Este año intentaré terminarla empujando la silla de Luna y recorrer los 21 kilómetros con ella. Al principio y después de discutir con uno de los jueces que me decía que interrumpía el ritmo normal de carrera (será porque nos quedamos pegados al vallado y fuimos por el arcén todo el rato, incluso cuando nos tocaba adelantar gente en los primeros kilómetros).
Los primeros 5 kilómetros fueron más duros de lo que me esperaba, con los primeros sudores en las cuestas de las afueras, pero amenizados por la escuadrilla de paracaidistas que por primer año participaron en formación y con canticos de estos de las películas americanas. Los espectadores y compañeros de carrera espectaculares, ánimos por todos lados y reconocer a viejos compañeros de fatigas de las ediciones anteriores hacían más llevadero el tema. Pasamos el kilometro 6 y llega el momento crítico, la subida hasta el acueducto y al centro de Segovia por la muralla, una cuesta de las que quitan el aliento; pero que despacito y con buena letra afrontamos Luna y yo.
Luego la bajada a la zona de aparcamiento y al última cuesta de 8 km continuados en donde los más oscuros pensamientos se te vienen a la mente. Allí, a cuenta del cansancio, empiezo a pensar de todo, ¿quién me mandará?, si realmente merece la pena, incluso si la decisión de correr con Luna fue la acertada o simplemente fue tomada por afán de protagonismo... Todo ello junto con las ganas de retirarme se disipan cuando veo a Luna aplaudir a la gente y diciendo en bajito "¡Venga papá, estamos en Segovia!" y me acuerdo de unos días antes como me retaba en el pasillo de casa a echar (como dice ella) una carreras, "preparados, listos, YA" y al llegar a la habitación se colgaba la medalla que nos dieron el año pasado.
Continuamos corriendo y a duras penas llegamos a la recta de llegada, con la ambulancia detrás animando por el megáfono y la gente que aún quedaba en la calle, gritando palabras de ánimo. Por un momento los últimos participantes parecían más protagonistas que los primeros.
Para mí ha sido una experiencia difícil de olvidar y de contar, pero estoy seguro que a Luna le servirá en sus vivencias y retos futuros, ya sea corriendo o haciendo cualquier otra cosa que le guste.

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