Barranco de la Peonera. Sierra de Guara.

Julio, Salandar en Huesca la Magia, ¡qué provincia, madre mía!, teníamos previsto una caminata circular, clásica pero muy bonita en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en Pirineos: “Pradera de Ordesa-Senda Cazadores- faja de Pelay- Cola de caballo-Pradera de Ordesa”. 
Esa semana preparamos el material, confirmamos con el parque que la Senda de Cazadores está abierta, consultamos el parte meteorológico y MADRE MIA cómo estaba el astro rey, INTRATABLE: 35 grados; demasiado calor para una caminata exigente en lo físico.
Cambio de planes, algo más fresquito, ¿Un barranco quizás? Pues vámonos a la Sierra de Guara; preguntamos y contratamos un guía. Los barrancos según dicen son actividades relativamente sencillas pero peligrosas si no se conoce el barranco en cuestión y no se dominan las técnicas de descenso, seguridad, etc.


Nos ofrecen varios barrancos, con diferentes aproximaciones y nivel iniciación o medio. Nos decidimos por el más acuático: el Barranco de la Peonera. Es un tramo del río Alcanadre que va desde el camping de El Puente hasta Bierge. El tramo más deportivo es la Peonera Inferior. 
El Alcanadre es un río que mantiene un caudal durante todo el verano, en primavera y otoño el guía nos comenta que hay que tener cuidado con el caudal de agua, y en verano cuidado con las tormentas en la cabecera del río. Cada vez que hay una crecida grande el barranco cambia y hay que hacer una nueva exploración, en los últimos 5 años ha cambiado 3 veces el recorrido con las crecidas.
Hay varias aproximaciones, nuestro grupo se inclinó por la clásica desde el parking habilitado entre Bierge y las almunias del Rodellar. 
Cada uno carga con su equipo que te proporcionan en la empresa: neopreno, casco, bidón estanco y mochila. Debemos llevar bañador, la comida y bebida para tomar durante la actividad.


Comenzamos la aproximación que dura unos 50 minutos, salimos del parking por un camino que poco a poco se va convirtiendo en una senda entre pinos, carrascos, romero... Un espectáculo en si misma ya. Vamos caminando paralelos a una alambrada descendiendo hasta que se bifurca el camino, seguimos paralelos a la alambrada dejando el cartel de la fuente de la Tamara a la izquierda. Desde aquí nos vamos adentrando cada vez más en el barranco, parada y a colocarse el casco. Bajamos pegados a la pared, tenemos una destrepada como de dos metros, han colocado unas escalas de metal en la piedra para descender, ojo con los apoyos: la piedra está muy lavada y el descenso es vertiginoso por momentos. Cada vez se oye más cerca el agua; en algunas de las zetas vemos nuestro objetivo, el río Alcanadre con sus aguas turquesas, en frente, en la pared, unos buitres nos miran curiosos (¡están locos estos romanos!).


Llegamos al comienzo: una poza de aguas turquesas; solo por esto ya ha merecido la pena. Comemos algo, nos vestimos de toreros, todos al agua y antes de empezar el guía nos da las recomendaciones, consejos y sugerencias de cómo movernos, como actuar, posición de tobogán, posición de saltos, maneras de desplazarse por el río. 
Al lío, primeros desplazamientos sencillos, comentan que es un barranco muy progresivo que te permite ir cogiendo el truco a lo que te han explicado antes. Entramos por un caos de rocas subiendo, bajando... Es espectacular como se ve el río por dentro, qué formas más caprichosas, la caliza lavada un privilegio. 
Llegamos a una pequeña poza, al final una piedra con una placa:
PASO DE ANAÍS En recuerdo de mi mujer, Ana Isabel. La montaña me la robó junto a mi corazón. Te amé, te amo y te amaré.

Orejas tiesas. Llegamos a uno de los puntos más conflictivos del barranco, el camino para el que sabe es evidente: por el sifón NO, por la derecha. Es un sifón muy peligroso con una cueva en su interior, el agua te arrastra hacia dentro. Está situado a la entrada de los estrechos de Tamara. Atendemos las indicaciones del guía y pasamos por la derecha, un paso sin ninguna dificultad y nos adentramos en los estrechos de Tamara, un sifón cortito, varios toboganes y dos saltos de 2 y 3 metros. Cara de disfrute como si fuéramos nutrias o quizás focas, nos desplazamos por el barranco que poco a poco se va abriendo llegando a un salto antes de la fuente de la Tamara, éste ya va teniendo una altura considerable de unos 5 metros. En todo momento el guía te dirige el salto o si te puede la cordura te lleva por un recorrido alternativo sin salto.


Llegamos a la fuente de la Tamara, un ensanchamiento con unas largas badinas de aguas turquesas y gente en las orillas disfrutando del río de otra manera, los niños nos miran raro “estos señores vestidos que salen del agua”. Aquí el barranco cambia de ser un montón de roca caliza con múltiples rocas desprendidas aquí y allá a ser un conglomerado de rocas y arenisca. Parada técnica en la fuente de la Tamara, continuamos andando unos 200 metros por el margen del río cruzándolo un par de veces... Se va encajonando poco a poco, llegamos a un salto un poco más técnico por la posición de salto, con ayuda del guía llegamos a un pequeño resalte en la pared, miro al guía que me señala dónde y sin pensarlo mucho para abajo unos 5 metros. Acabamos de entrar en los estrechos del puntillo, sorteamos unos caos de rocas que cayeron sobre el rio creando formas caprichosas, ¡qué bonito es el río! De repente, colgando de un filo imposible, unos ombligos de venus con sus característicos tallos morados y hojas que repelen el agua en la mitad de un estrecho en un barranco lleno de agua increíble.



Un par de saltos más, cada vez más altos que ponen el temple de los barranquistas a prueba, y llegamos al final. Paramos a comer, el estómago me lleva avisando un rato... ya me lo dicen algunos (¡anda comedor!). Entre risas y comentando la jugada nos quitamos los trajes de torero y damos buena cuenta de las viandas que traemos. Crea admiración la petaca con pacharán que ha venido en el fondo de la mochila atada, remojándose en el agua y está fresquita. Tras una corta aproximación por el río y una pista llegamos a la presa de Bierge poniendo punto y final a un bonito día con una actividad diferente.
Recordar que este barranco de la Peonera y el Barranco del río Vero son los únicos de la sierra de Guara que no necesitan arnés y cuerda.

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