Salandar se queda en casa



Está medio mundo encerrado en sus casas con unas ganas hercúleas de ayudar, de vivir, de comunicar(se). No andaba mal encaminado Aristóteles cuando decía aquello de que ‘el hombre es un ser social por naturaleza’, ni Rousseau cuando afirmaba que ‘el hombre es bueno por naturaleza’ (pero que actúa mal forzado por la sociedad que le corrompe). Sea como fueren aquellos pensamientos, estamos viviendo aspectos sociales interesantes (para lo bueno, y para lo malo).

Desde hace unas semanas, y lo que te rondaré morena, vivimos en el mundo tiempos complejos, inéditos e históricos, que seguramente relataremos en el futuro a nuestros descendientes. Tiempos duros e implacables, de incertidumbre, cosa muy mala, que a buen seguro van a sacar lo mejor y lo peor como personas y como comunidad.

Ante esta pandemia los señores del Gobierno y el sentido común nos dicen ‘quédate en casa’. Y es lo que debemos hacer, aunque no sea un plato de buen gusto. También nos lo comenta nuestra Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, FEDME: ante la situación de emergencia generada por la afectación del COVID-19, la FEDME ruega seguir el Real Decreto aprobado por el Gobierno de España donde se pide el confinamiento total de la población durante los próximos días afectando, por tanto, a la práctica de nuestros deportes.





Salandareños y amigos, espero que todos estéis bien, al igual que vuestros vecinos y seres queridos, cosa nada sencilla con este maldito COVID-19 o Coronavirus que se propaga a velocidad supersónica y que a buen seguro, aunque nos pese, se acercará hasta alguno de nosotros. El cómo cada salandareño, amigo, vecino, familiar… viva esta situación de confinamiento obedecerá obviamente a las circunstancias particulares (empleo, ingresos, etc.) e ineludiblemente a lo cerca que sintamos esta enfermedad.

La vida, el todo, está experimentando un giro tremendo. Probablemente nuestra briosa imaginación no sea capaz de alcanzar el extremo al que esta coyuntura afectará. 


Vamos a intentar no caer en el gravísimo error de que este tiempo de permanecer buscando protección en casa sea tiempo perdido.

Hace tiempo escuché una frase que decía: El mejor momento para comer sano, sentirse bien y tener energía es siempre. Y ahora más que nunca, es ese instante, pero aplicado a todas las acciones, necesidades, características, etc. Es momento para cuidarse, cuidar a los que tenemos alrededor, pensar, alimentarnos de forma equilibrada, ayudar en lo que podamos, convivir más de cerca con tu querida familia, escuchar y acatar lo que dicen las autoridades, querer al prójimo, disfrutar de las pequeñas cosas, ser mejores personas, actuar con dignidad y serenidad, realizar ejercicio moderado y usar la cabeza para pensar.



 Como deportistas sensatos y responsables que somos, y en cuanto al tema del ejercicio: precaución (y si no sabes o tienes dudas, pide consejo a un profesional deportivo).

Así, si no somos, ni hemos sido, de mucho entrenamiento: no nos olvidemos de cuidar la alimentación (controla el tamaño de las raciones y los alimentos insanos, pues no será difícil caer en el consumo de estos alimentos poco saludables, ya sea por estrés, ansiedad o puro aburrimiento ante el confinamiento). Cuidad, por favor, la hidratación. Y, probablemente, con un poco de ejercicio moderado, casi terapéutico, nos servirá. Para los que estáis acostumbrados a entrenar, cuidadín… Desgraciadamente, existe ahora mismo un empacho de información “infecciosa”. Proliferan muchas personas, y personajes, por algunas páginas de internet y las redes sociales aconsejando ejercicios del año de la tana y no del siglo XXI; ejercicios ‘poco sanos’, mal ejecutados o que podrían lesionarnos. Este tipo de personas en muchas ocasiones están poco capacitadas o formadas para aconsejar o prescribir actividad física o entrenamientos. Estos días debiéramos realizar ejercicios moderados, sin exceso de cargas y cuidando las articulaciones, huir de los duros entrenamientos, y, por supuesto, conociendo las virtudes o las limitaciones, extremando la correcta ejecución, etc. 



Recordad que no hay prisa. Hoy la urgencia es una actitud cívica conjunta, colaboración de todos, para intentar erradicar lo antes posible esta invasión vírica.

La montaña seguirá ahí para cuando todo este periodo finalice. La vida es corta y preciosa. Vamos a seguir construyendo con ilusión y paciencia, de forma consciente e inteligente. Pero, de momento, nos quedamos en casa… Volveremos con muchas ganas para perdernos juntos por unos y otros senderos…
¡Ánimo a todos!

 

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