Salandar. Senderismo por Batuecas


El otoño ya está llamando a las puertas del Parque Natural 'Las Batuecas-Sierra de Francia'. Los socios y amigos de Salandar lo pudimos comprobar en directo este pasado domingo en una de las típicas rutas de senderismo que, como ya viene siendo tradición, nos acercan todos los años, de la mano de la familia Manjón Tiedra, hasta este marco incomparable de vegetación, tranquilidad, sorpresas y naturaleza salvaje del sur de Salamanca.


Después de la clásica parada en La Alberca para comprar pan y tomar un café, bajamos las vueltas y revueltas de El Portillo recordando con Manjón cómo era esa carretera cuando estaba sin asfaltar... ¡Ya han pasado años! Juan aparcó el bus de Toursan en los nuevos espacios que han habilitado para los vehículos y atravesamos la nueva zona de pasarelas que nos lleva hasta el Monasterio de San José de Batuecas. El monasterio ahora está cerrado a cal y canto, incluso hay un cartel indicando aquello de "no molestar". Atrás quedan los días y buenos ratos que pasamos dentro, charlando con alguno de los hermanos carmelitas... Pero al final la zona se está masificando, como era de esperar (que no desear), y dirán los carmelitas que lo que antes era una gracia ahora se ha convertido en pesadez... y es que, como es bien sabido, lo poco agrada, pero lo mucho, cansa... Además el ser humano es como es, y nos dan la mano, pero nos tomamos hasta el pie...




Pues casi una treintena de compañeros del Club Salandar y la Asociación Juvenil Peñarandina, con un buen número de pequeños y jovenzuelos, realizamos una agradable ruta de senderismo hasta El Payón y La Paya, disfrutando de lo intrincado del terreno, los caminos anegados de exuberante vegetación, los árboles llenos de un musgo pletórico, los infinitos canchales... ¡Menos mal que llevábamos al amigo Manjón, que conoce Batuecas como si fuera su casa! 



También aprovechamos para, en un astillero improvisado, fabricar unos modestos barcos de corcho de alcornoque, llenar un poco el río de piedras, buscar unos tesoros (Geocaching), disfrutar de amenas charlas, fotografiar alguna seta, lagartija...





Volveremos pronto, cuando intuyamos que los madroños revientan el verde del fondo del valle con sus llamativos frutos rojos, porque este paraje bien merece pasear junto a las cristalinas aguas del cantarín río Batuecas, esas que poco a poco han ido labrando éste hermoso valle plagado de espesa y abundante vegetación. ¡Batuecas!, un lugar que enamora... No es de extrañar que los Carmelitas, con su actual monasterio y las antiguas ermitas, eligieran éste oasis como lugar de retiro y oración, pues, como diría el sabio, su tranquilidad, belleza y aislamiento no son propias de éste mundo.



Aquí os dejamos alguna fotografía de Manjón, Eutiquio, Candi, el mi Juli y las mías

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