Corre la vida... Persevera... ¡Vive!

La vida está llena de detalles, algunos bien bonitos...
Copio-pego el texto (que no es mío) del vídeo que os adjunto (y que os invito a ver y degustar, por supuesto)...

En 1992, los Juegos Olímpicos de verano se celebraron en Barcelona, España. Uno de los corredores de la carrera de 400 metros planos era un atleta inglés llamado Derek Redmond. Había entrenado durante años para competir en las Olimpíadas.
Pero mientras corría a toda velocidad bajo un calor moderado, de repente se lastimó el tendón de la corva y se desplomó a la pista con mucho dolor. Decidido a seguir, Derek logró ponerse de pie. Iba cojeando hacia la meta cuando su padre descendió por la pared y saltó a la pista.
Antes de que nadie pudiera detenerlo, Jim Redmond llegó a donde estaba su hijo. El joven corredor se apoyó sobre el hombro de su padre al tiempo que se tambaleaba para terminar la carrera. Toda la multitud se puso de pie y vitoreó a los dos hombres. Cuando cruzaron la meta, fue como si el corredor, su padre y los espectadores lo hubieran logrado juntos.
Así es tu vida, como una carrera. Perseverará hasta el fin siguiendo el ejemplo de aquellos que han ido antes que tú.



¡Hay que seguir corriendo...!
Perseverancia... La carrera de la vida nunca está perdida...

Comentarios

  1. Qué bonito!!!, no sé si es porque soy de lágrima fácil!!!, emocionante!

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  2. Se le ponen a uno los ojitos y el corazón...
    Gracias por compartirlo!

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  3. Gracias Lillo es un gran regalo para todos, en especial para los que nos gusta correr, y mucho más aún para los que somos padres.
    Gracias.

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  4. Siempre nos sorprendes con joyas de gran valor. Ésta es una de ellas. Me ha encantado. Gracias Lillo.

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  5. No soy padre, pero sí hijo y....
    sí emocionante, verdadero y real como la vida misma.
    Supongo q para los q además sois padres pues más...
    Gracias amigo Lillo por compartirlo.
    Un fuerte abrazo

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  6. Hola compañeros... En esta vida en la que casi todo está planificado estos detalles espontáneos y naturales son maravillosos... La actitud del atleta empeñado en terminar lo que había empezado (y para lo que había estado trabajando duro tanto tiempo) y la reacción humana y paternal del progenitor son emotivas y envidiables...
    Al menos a mí me lo parecen...
    ¡A seguir viviendo!

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