‘La Palentina’, una ruta en BTT con alforjas o bikepacking por la montaña palentina y Liebana (Cantabria)

Desde el club Salandar seguimos con las actividades veraniegas. Como decían antaño que las bicicletas eran para el verano, pues nosotros no las hemos guardado.
En este caso el compañero Carlos Elías nos cuenta la actividad ‘La Palentina’, una ruta en BTT con alforjas o modo bikepacking de estos días… en compañía de Félix y Elías.




El objetivo era planificar una ruta desde la información que nos proporciona la Red, Google Earth y diferentes servidores de mapas digitales web, que enlazara el Valle de Pineda en la montaña Palentina con los valles Lebaniegos de la vecina Cantabria.
Desde el sillón de casa se diseñaron diferentes opciones que elegiríamos en función del terreno que nos fuéramos encontrando.
Con toda la información cargada en los dispositivos de mano GPS nos desplazamos a la localidad de Triollo el viernes por tarde para hacer noche en el Albergue Curavacas.
Queremos ser autosuficientes durante los dos próximos días, por lo que llevamos desde comida a material de pernocta así como herramienta y repuestos necesarios para intentar solucionar cualquier incidencia.




A primera hora comprobamos que llevamos todo lo necesario bien colocado en nuestras alforjas y salimos en busca del Valle de Pineda.
Esta primera parte del recorrido lo hacemos junto al Río Carrión buscando la cara norte del pico Curavacas, el ascenso es continuo pero llevadero hasta que nos aproximamos a la pista que se desvía al Pozo del Curavacas. La aproximación a esta preciosa laguna de montaña la hacemos andando.
Recuperamos el camino en dirección a las Praderas de Río Frío, ya en Cantabria, donde comienza un espectacular descenso hacia las poblaciones lebaniegas de Cucayo y Dobres.
En este punto y con la información de la que disponemos más la estimable ayuda de gente de la zona, decidimos el camino a seguir para recorrer una parte de Liébana y después volver a Palencia.
¡El recorrido elegido es tan espectacular como duro!





Parada técnica en Barago, aprovechamos la intensa lluvia para comer bajo el improvisado techo de una parada de autobús, reponemos fuerzas y sin pensarlo mucho empezamos una dura subida que en 10 km nos lleva a subir casi 1000 m de desnivel. ¡Una auténtica paliza!
La pista tiene tramos muy duros que unidos al peso que llevamos, nos obliga a echar el pie a tierra durante muchos km.
Con la compañía de lluvia o niebla llegamos al collado de Camponuera a 1600 m de altitud; nos queda un descenso delicado en el que la vegetación se ha tragado el sendero y la niebla no deja ver el camino a seguir. Afortunadamente la navegación con el GPS nos permite seguir la ruta, que era una de las opciones que habíamos trazado sobre el mapa. Sin más problemas llegamos al pueblo de Caloca donde nos espera una reparadora cena junto a una chimenea, sí, ¡en Julio una chimenea!!





La segunda jornada comienza con una impresionante tormenta que convierte la pista en el cauce de un río, una vez empapados no se puede parar y continuamos la subida que nos mantiene calientes. Diferentes collados nos acercan a otros tantos pueblos y valles Lebaniegos, poco a poco y con la dificultad añadida del agua y el barro, vamos dejando atrás los pueblos de Casavegas, Lores, El Campo, Lebanza y su Abadía donde paramos a reponer fuerzas antes de afrontar la que será la subida más dura de la jornada y que nos tiene que devolver a los cordales de Fuentes Carrionas.
Una dura pista nos lleva, de nuevo, a superar los 1600 m desde donde volvemos a ver el Valle de Pineda. Ahora sólo nos queda descender  hasta el río Carrión y parte del camino que hicimos en la subida del día anterior.




La tormenta que nos ha perseguido desde la comida nos respeta hasta llegar a Triollo, donde damos por terminada la ruta.
A pesar de las inclemencias del tiempo, la ruta ha resultado espectacular y nos ha permitido disfrutar de la Montaña Palentina y de unos escondidos valles Lebaniegos.

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