Ultrail La Covatilla 2017 (Béjar, Salamanca; fotos en la zona de Arroyo Malillo)


Este fin de semana hemos estado por tierras bejaranas en el Ultrail de la Covatilla. Dormimos el viernes, al igual que otros tantos compañeros de la carrera, en el albergue de Peña Negra en el paraje de Llano Alto (Tiempo Libre B.612). Es curioso cómo se mueve la gente: en este caso, un gran grupo de Mallorca y otra veintena de corredores venidos de dispares lugares de la península ibérica nos hacemos compañía en el albergue embelesados por un sano ambiente socio-deportivo.



Nos levantamos a las cinco de la mañana. Desayuno rápido y desplazamiento hasta la zona de El Travieso, subiendo hasta la segunda plataforma (zona de los Canalizos). Allí se queda el coche, aparcado a unos 1.840 metros de altura, que nosotros nos vamos de ruta disfrutando de la oscura y silenciosa noche, esperando el amanecer con el deleite de esa tímida y embrujadora luna, el viento en ligera calma acariciando nuestra cara y temperatura agradable para caminar. El amanecer nos daba la bienvenida a más de 2.400 metros de altitud, en la zona del Canchal de la Ceja, con Lorenzo a lo lejos asomando sin vergüenza por detrás del circo de Gredos, ¡qué maravilla!




Nuestro puesto estaba en la zona de arroyo Malillo, entre la cascada y el collado; una larga extensión de terreno para controlar entre Tomás (que había instalado las cuerdas de seguridad en la cascada), Alberto Sánchez, Jaime ‘Yimi’, Mario, Carlos Elías y un servidor (varios amigos del Club Salandar y B-612). En lo alto del collado había más voluntarios y control de tiempo manual.




Y en Béjar, a eso de las 7 de la mañana del viernes, habían dado el pistoletazo de salida del Ultrail (80 kilómetros y 4.300 metros de desnivel positivo) y una hora después al Maratón (40 kilómetros y 2.100 de desnivel positivo). ¡Al monte como las cabras...!, qué gozada tanto pájaro volando mientras otros los encierran en jaulas...



Estábamos situados, aproximadamente, entre el kilómetro 24 y 28 de la prueba (track del recorrido de la Ultrail La Covatilla), una zona de continua y técnica subida desde que los corredores dejaran atrás el avituallamiento de la Central de El Chorro antes de la laguna del Duque. Y llama poderosamente la atención el esfuerzo que hacen estas máquinas, chicos y chicas, subiendo por estos graníticos pedregales. ¡Vaya máquinas! Este tipo de pruebas son una epopeya, y global, no solo de las largas horas que dura la prueba. Que estas aventuras de ultra-resistencia hay que prepararlas durante meses y en compañía. Gracias a familiares y amigos, no nos cabe ninguna duda…




Y el día para estos podencos de montaña, largo (a algunos también los atrapará la noche), transcurre por paisajes inolvidables, preciosos, pero cuyas veredas o senderos transitan sobre suelos tremendamente variados, inestables, móviles y quebradizos, rebosantes de piedras de todos los tamaños y un buen número de ‘trampas naturales’ que no dan un momento de respiro a los corredores. ¡Siempre en estado de alerta!
Me llama poderosamente la atención la dicotomía entre sufrimiento y disfrute, y cómo la respuesta de los corredores es igualmente vibrante, sincera, clara… Sufriendo. Disfrutando. ¡Y sonríen cuando llegan al punto de control!, aunque estén extenuados. ¡Qué grandes! La jugosísima galería de tipos eficazmente pertrechados, entrenados y concienciados nos catapulta, también a los voluntarios y organizadores, a darlo todo por y para estos hombres y mujeres que parecen de otro planeta. ¡Qué fuerza!, física y mental…




En nuestro punto de control estuvimos recibiendo y animando a los corredores después de una estrecha y empinada canal (un ‘repechito’ que decía el jovenzuelo Mario), una canal técnica, explosiva, con sus ‘trampas’, física y mentalmente exigente, de echar mano a las piedras y subir con cuatro apoyos en algunos tramos… Lo de correr quedará para las pistas de la zona extremeña… Y todos asomaban los ojos al final de la canal con una gran ilusión y motivación; se los veía en la cara… Aunque, por lo que pudimos ver, las cuesta mucho menos sonreír a ellas que a ellos. Chicos, habrá que seguir entrenando ese detalle…




Enhorabuena a todos por esa fortaleza; nunca sabe uno qué nos lleva a los seres humanos a ser capaces de lograr estas grandezas.

A través de estos enlaces podéis ver algunas fotos más:
   - Ultrail La Covatilla Hoyo Malillo 1.
   - Ultrail La Covatilla Hoyo Malillo 2.

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