Pirineos, valles de Eriste y Estós, pico Posets
Joaquín y Carlos Elías han estado aprovechando estos días de Semana Santa por tierras del norte de España y olé. Esas tierras repletas de montañas que tanto nos gustan y que tan alejadas vemos. José Antonio (Retenman) y yo, y seguro que alguno más, nos quedamos con las ganas. Otra vez será. Os dejo un comentario de Carlos junto a algunas fotos de los dos compañeros.
Pirineos siempre justifica el largo desplazamiento que tenemos que hacer para poder disfrutar de esos impresionantes valles que culminan en unos picos, muchas veces más allá de los
Comparando con nuestro Sistema Central, todo es más grande, sus valles sus aproximaciones y sus desniveles.
Esta Semana Santa nos unimos el amigo Joaquín y yo para volver, después de demasiado tiempo, a los Pirineos. Elegimos la zona del parque Posets – Maladeta porque desde hacía tiempo teníamos una cita pendiente con el segundo pico más alto del Pirineo: el Posets. Desempolvamos la guía y mapa de la zona y pensamos un plan para pasar 5 días de actividad.
La idea original era visitar el Valle de Eriste teniendo como base el refugio Ángel Orus o Forcau para hacer el Posets (3375) después desplazarnos por la zona alta hacia el refugio de Estós y desde allí intentar el Perdiguero (3222) o cualquier otro pico “más a mano”.
Partiendo de esta idea reservamos 2 noches en ángel Orus (miércoles 19 y jueves 20) y 2 noches en Estós (viernes 21 y sábado 22) para volver el domingo, aunque posteriormente las condiciones meteorológicas modificarían nuestro recorrido.
Un importante madrugón nos permitió plantarnos en Benasque sobre las 12:00 del miércoles con tiempo más que suficiente para visitar Benasque y Barrabés, esa macro-tienda súper surtida (y súper cara) de todo lo que un montañero puede imaginar.
Las previsiones de mal tiempo y nevadas para el fin de semana nos hicieron dejar el coche en el pueblo de Eriste, en lugar de en el aparcamiento del camino hacia el refugio; esto nos obligaba a andar un poco más, pero nos permitía asegurarnos “recuperar” el coche en caso de nevadas.
Hora y media hasta el aparcamiento donde está la cascada de Espigantosa y hora y media más hasta el refugio de Ángel Orus, por una senda entre bosque, siempre empinada y en el último tramo con zona sombría y por tanto nieve dura.
El refugio nos sorprende por lo moderno (ha sido reformado hace poco) y por las “comodidades” que ofrece: tiene habitaciones de 6 literas con baño, ducha de agua caliente y calefacción. Todo muy “francés” y que en nada se parece a los refugios a los que estamos acostumbrados. Las cenas y desayunos son los típicos de refugio sencillos y cuantiosos, servidos en forma de autoservicio.
El jueves madrugamos. Levantarse y desayuno a las 7:00 para media hora después estar ya en marcha, con los crampones puestos desde el refugio, siguiendo una huella evidente que siempre nos conduce por fuertes pendientes. Hay que tener en cuenta que el refugio está a
El cartel de inicio de ruta marca 4 horas
El tiempo es extraordinario, completamente despejado pero con un frío importante, constantemente se congela el agua que queda en el tubo de la mochila de agua. Las vistas son espectaculares tanto del fondo del valle como de los picos próximos,
Pronto nos presentamos en la zona del Ibón de
El final de la canal nos deja en el collado del Diente de
A partir de aquí tendremos que superar dos nuevas palas de nieve con una fuerte pendiente para acercarnos a la cresta final que se encuentra barrida por el viento y por tanto con rocas que hacen incómoda la progresión con los crampones que sin embargo son bienvenidos para los tramos de hielo entre las piedras. Es una cresta sin dificultades, en estas condiciones que la encontramos, entretenida por que no hay que perderle la cara sobre todo cuando las rachas de viento son fuertes.
La concentración en la cresta hace que apenas te des cuenta de que la cumbre está muy cerca, en ella nos plantamos sobre las 10:45 horas después de poco más de tres horas de subida constante sin respiro.
Debemos ser los 4º en pisar la cumbre este día y esperamos a otros compañeros para que nos hagan las fotos de rigor en la cumbre. Las vistas son espectaculares, completamente despejado podemos ver todo Pirineos, con ayuda de un amigo gallego que nos ilustra distinguimos el macizo de los tres Sorores con el Perdido, el Vignemale, Balaitus… Y al otro lado el Aneto, Perdigero… Hemos tenido mucha suerte de poder disfrutar de estas vistas, todo lo que hay a nuestro alrededor son picos nevados hasta más allá de donde alcanza nuestra vista.
Desde la cumbre se ven claramente las otras dos aristas que dan acceso al Posets desde Biados y desde Estós por la complicada Paul, siendo ambas de mayor dificultad que la que hemos hecho. También se puede admirar la larga y técnica cresta de Espadas.
El frío es importante (8 bajo cero, nos dicen) así que no nos demoramos mucho y comenzamos el descenso para no encontrarnos en la arista con demasiada gente que sube.
Bajamos sin mayor dificultad parando en las zonas protegidas del viento a disfrutar de las vistas del sol y a reponer fuerzas comiendo algunas barritas.
A la vuelta al refugio nos desviamos buscando señales del GR 11-2 que al día siguiente deberemos seguir para hacer la travesía hasta el refugio de Estós; no se ven nada bien porque la nieve las tapa, pero descubrimos el inicio del itinerario que debemos seguir.
Viernes 21. Las previsiones confirman un cambio de tiempo pero con un margen hasta mediodía, por tanto toca de nuevo madrugón y sobre la 7:30 comenzamos la búsqueda de la ruta. En la puerta del refugio coincidimos con los que serán nuestros compañeros de travesía: Marcos, Elder y Óscar, tres madrileños que también como nosotros, mapa en mano, se disponen a iniciar la ruta hacia el refugio de Estos.
Las condiciones invernales hacen que lo que en verano es un evidente camino marcado como GR 11.2, ahora sea complicado de seguir. La mayoría de las marcas de pintura y postes indicadores están bajo la nieve, por tanto la posibilidad de hacer esta ruta acompañados es una oferta que no rechazamos.
No hay huellas que seguir y la jornada se convierte en un ejercicio entretenido de orientación, con la ayuda del mapa y las aportaciones de todos, vamos buscando las marcas para seguir el camino, primero hacia la caseta de
El viento es fuerte pero las vistas desde este collado son impresionantes, una mirada hacia atrás nos ofrece una vista privilegiada del Posets y las tres crestas que llevan a su cumbre y una vista al frente nos muestra un impresionante descenso.
Nos desviamos de nuestro camino para contemplar el Val de Perramo y las Tucas D’Ixea, aquí hacemos una parada para reponer fuerzas con un té caliente y algo de comer. El buen tiempo aguanta y nos está permitiendo disfrutar de un paisaje impresionante y solitario.
El camino nos lleva hacia el Ibón de L’Aigüeta de Batisielles en el centro de un precioso circo rodeado de las Agullas de Perramo y los picos Batisielles. La siguiente parada será el Ibón grande de Batisielles.
Marcos y Joaquín, que han pateado esta zona en primavera, nos recomiendan el recorrido cuando la nieve deja paso al verde y se pueden contemplar los ibones sin el manto blanco.
Enseguida el camino se adentra en el bosque por el que bajamos rápidamente hasta el cruce de caminos junto a la cabaña de Batisielles y el Ibonet del mismo nombre, un pequeño lago en el que apenas queda hielo en su superficie.
El cartel nos indica que estamos a 1 h
Sobre las 5 de la tarde llegamos al refugio después de haber disfrutado de una extraordinaria jornada de solitaria travesía invernal.
Durante toda la tarde y noche, mientras al calor del refugio damos buena cuenta de la cena y licores varios, afuera sigue nevando acompañado por fuertes vientos, por lo que cambiamos los planes de quedarnos un día más y decidimos bajarnos al día siguiente, además las previsiones amenazan que el sábado y domingo serán de fuerte temporal.
El descenso es una cómoda pateada por una buena pista que nos permite disfrutar del valle de Estós. Un compañero de refugio de Guipúzcoa, se ofrece a llevarnos en coche desde el aparcamiento hasta el pueblo de Eriste donde tenemos nuestros coches, le agradecemos el detalle que nos evita acarrear los mochilones por la carretera de Benasque.
Ya en el pueblo nos despedimos de nuestros compañeros de ruta con la seguridad de que nos veremos en alguna actividad por la sierra madrileña.
A pesar de haber “perdido” un día por el mal tiempo, nos marchamos con la satisfacción de haber disfrutado de unas rutas espectaculares por el parque Posets – Maladeta y la promesa de que la próxima ocasión en que pisemos Pirineos no esté tan alejada en el tiempo.
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